Monday, September 25, 2006

La fallida y breve historia del diario Tr3s

Una empresa de Cu4rta

Menos de un año perduró la pata gráfica del Grupo Cielo. Intento posicionarse como un matutino progresista y trasgresor, cuando puertas adentros se aplicaba un régimen laboral negrero. Una apuesta más del sector privado donde la variable de ajuste siempre pasa los trabajadores.

“No hay dos sin Tr3s” rezaba un afiche publicitario callejero en el verano del 2003. Muchos asociaron el texto sin firma a la intentona reeleccionista del menemismo, se equivocaban: un diario intentaba pisar en La Plata con un discurso renovador. Tr3s era entonces la alternativa ante el bipartidismo conservador de la prensa local: “El Día” y el “Hoy”. Luego evidenciaríamos como los medios privados son, a partir de sus relaciones laborales, parte sustancial del estado de las cosas que critican en su línea editorial.
“El currículum lo cajoneamos, acá lo que se valora es el trabajo”, repetía el Secretario de Redacción en las entrevistas laborales. Ocultaba que no apreciaban el salario: algunos trabajaban gratis con la esperanza de no hacerlo en un corto plazo, un jefe de sección percibía 100 pesos y ninguno llegaba a cubrir la canasta familiar. Todos lo hacíamos en negro, cobrábamos hasta con dos meses de retraso tras un acto formal que consistía en firmar un recibo falaz: sin copia y con un emisor anónimo. El abultado ejército de desocupación del periodismo hizo que la iniciativa del Grupo Cielo (reúne una FM en San Bernardo, otra en la ciudad más la Web de noticias Infocielo), cuyo Director es el empresario Guillermo Montes, fuera la extorsión objetiva con la que se aceptó las condiciones de trabajo ya que la crisis de oferta laboral era y es recesiva.
El Staff estaba compuesto por alrededor de 30 periodistas, muchos iniciados en la profesión, algunos alternaban sus estudios universitarios con el trabajo. Un locutorio céntrico contaba con más recursos en comparación a los de la Sala de Redacción. Las 8 computadoras (a veces eran menos porque solían romperse) no cubrían el ritmo periodístico para una normal cobertura, había que hacer turnos para escribir, aumentando la estadía en el diario. Las líneas telefónicas no superaban las tr3s conexiones y llegaron a dar tarjetas personales para controlar el uso individualizado de las mismas. Cuando había que viajar al Partido de la Costa para sacar un suplemento regional, donde la patronal posee vínculos estrechos con el Intendente Juan de Jesús, era escaso el pago de viáticos.
Este cuadro de situación insostenible derivó en saldos organizativos: reuniones en bares, asambleas en el trabajo, sentadas en el patio para retrasar el cierre de edición. Las reivindicaciones gremiales eran de mínima: que cobraran todos y en término, estableciendo un piso salarial de 250 pesos. La mínima inversión económica en un medio que demanda de grandes sumas financieras para sostenerse tuvo consecuencias previsibles: poca venta de ejemplares y menos publicidad. La administración comercial alentaba a los redactores a que se suscribieran al diario para mejorar los números, desfachatez que ni siquiera paso por la mente del Grupo Macri que nunca aconsejó a sus empleados pagar el peaje y mandar sus cartas por el Correo Argentino. El volumen publicitario solo aumentó en la campaña política para Intendente y Gobernador, ahí surgió lo que había sido negado hasta el momento: la pauta oficial de la Municipalidad. Pero este dinero fresco no tuvo su contrapartida en mejorar las condiciones de trabajo.
En Navidad se imprimió el último número de Tr3s con una promesa trunca en un juego de tapa y contratapa: “Nos vamos...pero volvemos”. Esta fue la estrategia para dividir, alimentar la esperanza de la continuidad para preservar una relación armoniosa. Una semana antes nos comunicaron la noticia argumentando falta de recursos. “Me ofrecieron seguir trabajando en la Costa por 100 pesos, lo rechacé porque lo consideré una estafa”, recuerda Pablo Roesler, cronista de información general. En la editorial final, Guillermo Montes fundamenta la probable reaparición: “Para seguir apostando al empuje, la frescura y el talento de nuestros jóvenes periodistas que se subieron al tren de aquellas utopías (sic)”. Un grupo de 5 periodistas decidimos iniciar un juicio laboral a la empresa. Es que nos hemos subido al tren de las viejas utopías de la clase trabajadora.


Emiliano Guido
(Publicada en la revista "Efectos" nº 2)

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